El admirado entrenador brindó en la noche del jueves en el Teatro Gran Rex de la ciudad de Buenos Aires una charla ante más de 3.500 personas y que se inscribió en el marco de una disertación sobre `Pasión, liderazgo y trabajo en equipo`.
"Ustedes que son contemporáneos deben agradecerle a (César) Menotti y (Marcelo) Bielsa por lo que hicieron por el fútbol argentino", reveló Guardiola, en un tramo de la exposición, seguida por atención por personajes `futboleros`, que incluyeron también chicos o medianos empresarios.
"Cuando era un proyecto de entrenador, hace siete años, ellos (Menotti-Bielsa) me abrieron las puertas", contó Pep, quien hacia el final de la charla, de más de 40 minutos, estuvo acompañado de Alejandro Sabella, el entrenador del seleccionado argentino, y de Gabriel Milito, ex zaguero de la entidad blaugrana, que fue dirigido por él, al igual que el astro Lionel Messi y Javier Mascherano.
A lo largo de la disertación, Guardiola entregó máximas por doquier, que no sólo caracterizan su estilo de vida sino también la `impronta` que le ha dado al Barsa que le tocó dirigir entre 2008 y 2012, consiguiendo dos Ligas de Campeones de Europa y otras tantas Copas Mundiales de clubes (en 2009 y 2011, respectivamente), entre sus máximos logros.
"El secreto de un equipo está en el orden, que todos y cada uno sepa lo que hay qué hacer", señaló en un tramo de la conversación.
En su relación con los futbolistas indicó que "nunca hay que intentar cambiar un jugador. Son lo que son. Hay que saber darle en la tecla adecuada".
Inclusive, Guardiola, de 42 años, reconoció que en su etapa como jugador mantuvo conversaciones para incorporarse a River Plate, en el ciclo posterior a la transferencia de Javier Mascherano al Corinthians brasileño (2005).
Guardiola, colmado de mimos y atenciones en su breve estadía por Buenos Aires, ("Me abruman tantos elogios", dijo en un pasaje de la charla que brindó para chicos de una escuela porteña en la mañana), ya cerró su etapa como entrenador de Barcelona y pensará, a partir de junio, en la conducción de un Bayern Munich alemán que, casualmente, parece querer instalarse en el cénit del fútbol mundial, cuando celebre la final de la Champions League europea el próximo sábado 25 ante el Borussia Dortmund.
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