Si hay algo que Pizzi tuvo siempre en claro, aun antes de que dirigiera su primer partido como entrenador de Rosario Central, es que iba a estar sometido a una presión permanente. Con momentos en los que esa exigencia podía mermar, pero nunca desaparecer (ni más ni menos que el mismo cuadro de situación por el que tuvieron que atravesar Merlo, Rivoira y Palma, los otros tres técnicos del equipo canalla en la B Nacional). Ayer el DT tiró una frase cuanto menos llamativa, que tiene que ver con su propia sensación ante momentos muy puntuales. "Me siento mejor entrenador en momentos de presión", sorprendió Juan, quien lejos de dejar la cosa así nomás fue por la argumentación de sus palabras. Consideró que es ahí donde "tengo que hacer un esfuerzo muy grande en mantenerme alerta y mantener alerta al cuerpo técnico y a los jugadores, que son los que resuelven".
No es muy frecuente encontrar a un técnico que diga que se siente más cómodo en determinadas circunstancias. Para cualquier entrenador, una respuesta lógica (en un contexto ideal, por supuesto) sería, por ejemplo, que eso le sucede cuando su equipo juega tan bien que no sufre los partidos. Este no es el caso. Es que Pizzi se paró desde el lado de la atención que se requiere "en situaciones de exitismo o de mucha euforia".
A su criterio hay un esfuerzo casi supremo al que hay que hacerle frente y abordar con la mayor cordura posible. ¿Cómo se logra eso? Estando "más atento, porque cuando existe cierto ambiente de exitismo, como lo hay ahora, es mucho más complicado lograr esa sensación".
Claro que la presión, tanto en Central como en cualquier otro equipo, no sólo se presenta cuando es necesario refrendar los buenos resultados ya obtenidos. También está la presión cuando las cosas no salen. Y en ese aspecto Pizzi y sus colaboradores también debieron sortearla.
En un juego de retrospectiva más o menos rápido podría hablarse de cuando hubo que poner los pies sobre la tierra después de aquel arranque más que esperanzador, cosechando 10 de 12 puntos en el inicio del campeonato; de aquellos cuatro partidos (Almirante Brown, Independiente Rivadavia, Quilmes y Deportivo Merlo) de la primera rueda en los que la victoria era esquiva; de las sensaciones de frustración tras la caída en Córdoba contra Instituto que hasta provocó en el propio Pizzi cierto malestar con la lectura de la realidad que estaba haciendo la prensa; de aquel porrazo contra Almirante hace poco más de un mes que parecía condenar al equipo a fijar su atención decididamente en la promoción; de este presente con seis victorias consecutivas, la punta y la ilusión de los hinchas por las nubes (es a lo que el DT hoy está haciendo referencia). La presión, entendida de la manera que fuere, siempre estuvo. Imposible obviar el detalle de que si Pizzi sigue al frente del equipo es porque tanto él como sus jugadores han sabido sortear todos esos escollos.
"Hoy noto alegría y es lógico porque estamos primeros, venimos de una racha importante y de ganar un partido en las instancias finales. Es normal que estemos todos contentos. Pero esa alegría no puede desviarnos de la realidad porque todavía falta mucho", sentenció el técnico canalla, a quien si la presión lo hace sentir mejor entrenador, sentirá también que está sobre una base sólida para encarar lo que se viene en el cierre del campeonato.
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