Central puntero. Hoy es lo que cuenta, lo que mayor relevancia tiene y contra lo que nada se puede decir. Este es el panorama que quedó después de la victoria canalla ante Atlético Tucumán, del empate de River Plate frente a Guillermo Brown de Puerto Madryn y del triunfo de ayer de Instituto contra Almirante Brown (ver página 4). Un final cerrado, apasionante, atrapante. No apto para cardíacos, como suele decirse en el mundillo del fútbol.
A partir de esto se pueden entretejer un sinfín de posibilidades y de escenarios posibles, de los cuales cada equipo mirará con el cristal que más le convenga. Central puede golpearse el pecho diciendo que hoy es líder y que la mayor presión recae sobre las espaldas de River e Instituto. Los millonarios tranquilamente pueden valerse de que ganando el próximo sábado en Arroyito dejarán atrás el mal trance que están viviendo por estos días. La Gloria también tiene lo suyo. Sabe que sumando de a tres en Mendoza (ante Independiente Rivadavia) quedará nuevamente en zona de ascenso directo, independientemente de lo que ocurra a orillas del Paraná. Pero no es todo. Quilmes, empató y dentro de dos fechas viajará a Córdoba.
Las bases en las que el equipo de Juan Antonio Pizzi está cimentando su ilusión a esta altura están claras. Desde el convencimiento fueron apareciendo los resultados en cadena. Una seguidilla que a esta altura resulta impactante. Siete triunfos de manera consecutiva no es habitual, para ningún equipo ni en ninguna categoría. ¿Alcanza? En absoluto. Ahora vendrá el tiempo de refrendar e ir por más para lograr el objetivo.
A esta altura puede sonar un tanto repetitiva la acción de hacer referencia a esa racha de victorias seguidas. Pero es el punto de partida para entender el porqué de la situación. Y esto es fácilmente de avalar desde los números. Es que Central arrancó el año futbolístico con 31 puntos, a 2 de River y a 4 de Instituto. Pero el punto de inflexión se dio unas cuantas fechas después. Aquel 2 de abril, cuando el canalla cayó por 2 a 1 ante Almirante Brown (27ª fecha), la diferencia con el líder era de 8 unidades. La Gloria tenía 55 y los auriazules 47. Pero no sólo eso. Porque en el medio aparecían River (52) y Quilmes (49).
En cuatro fechas puede pasar de todo. Para cualquiera de los cuatro equipos que pugnan en lo más alto de la tabla. Y cada fecha será un capítulo más de una historia con final abierto. Con sensaciones, conjeturas, alegrías y sinsabores. Es más, la tenacidad de la lucha es tanta que la necesidad de sumar es mucho mayor a la de temporadas pasadas, en las que los equipos que lograron ascender de manera directa (al menos los que lo hicieron desde la segunda posición) pudieron hacerlo con unas cuantas unidades menos.
Adrenalina no faltará en un final electrizante, que promete emoción y del que Central forma parte. Claro que hoy desde el lugar que el resto pretendería gozar. Porque amén de las cuentas que pueda hacer cada uno, por estos días Central es quien más cómodo puede sentirse para afrontar lo duro que se avecina.
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