domingo, 24 de junio de 2012

ROSARIO CENTRAL: SE QUEDO SIN NAFTA


El reabastecimiento de combustible no llegó a la concentración canalla. En el momento de cargar los tanques de fútbol, corazón, claridad y todo lo que hace falta para jugar un partido que era a todo o nada, Central siguió con las mangueras cruzadas. Desamparados fue otro de los encargados de abofetear a un equipo que hasta hace un par de semanas se sentía rey. Todo en medio de un partido electrizante, con un canalla que lo perdía por dos goles, que lo empató y en su mejor momento pasó a perderlo de nuevo. Que no le alcanzó para cumplir con su parte y jugar un desempate con Quilmes por el ascenso directo.
   La convicción estuvo. Aquello que Pizzi ideó para pensar más en el arco de enfrente que en el propio se dio, pero la claridad no fue tal. Por eso las situaciones de gol tardaron en llegar. Encima, la primera vez que Desamparados se le metió al área a Central, le facturó. Tras el centro desde la izquierda de Alvarez, Gigena se anticipó a Lequi y la pelota se coló entre las piernas del Melli García.
   Después de eso hubo una leve reacción de Central. Ferrari lo tuvo de zurda (36’), estuvo el penal no cobrado por una mano tras un tiro libre de Rivarola (38’) y un cabezazo de Biglieri que Aguiar despejó al córner (45’).
   Lo del segundo tiempo fue todo adrenalina. Cuando el canalla todavía no había insinuado, llegó el segundo tanto de Gigena, después de un grosero error de Valentini. Iban apenas 6’ cuando el delantero definió mano a mano ante García. Contratiempo al por mayor. La ilusión se enncedió con el cabezazo de Castillejos (13’) en el tiro libre que ejecutó Méndez y la reacción pareció asegurada con ese zapatazo del propio volante mendocino que se clavó en el ángulo (17’).
   Era el mejor escenario de la tarde para Central y el peor para Desamparados, que a esa altura supo que Chacarita le había marcado el segundo a Patronato y lo condenaba al descenso. Y donde el canalla de una vez por todas se sentía amo y señor del juego. Es más, hubo un tiro en el travesaño de Carrizo (25’) y un mano a mano de Toledo que fue a las manos de Aguiar (27’).
   Hasta Castillejos lo tuvo un par de minutos más tarde. Pero en este Central siempre hay un pero. Porque sobre los 29’ el recién ingresado Ogga se dio vuelta en la puerta del área con una libertad asombrosa y su remate, que pareció elevarse en un roce con Valentini, dio en el palo y se metió. Baldazo de agua fría casi imposible de revertir pese a la roja al goleador por sacarse la camiseta estando ya amonestado. El tren ya había pasado.
   Y así se fue consumiendo el partido. Con un Central que se lanzó sin ideas, intentando la heroica, pero dejando pasar por alto la gran chance que tuvo al alcance de jugar un desempate con Quilmes, nada desdeñable. Ahora no tendrá otra que reabastecerse para enfrentar lo que se viene: la Promoción.
http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/6/edicion_1327/contenidos/noticia_5481.html

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