Fue una fiesta completa, llena de matices, dispuesta para que la familia de Belgrano se reuniera en torno al recuerdo más grato que tuvo en los últimos tiempos.
Hubo unas 10 mil personas en el Gigante de Alberdi en la celebración del primer aniversario del histórico ascenso a Primera, un hecho que conmovió a Córdoba, al país y por qué no a todo el mundo futbolístico. El final del acontecimiento, con el relato del gol de Farré que terminó de sellar esa gesta, fue el agregado emotivo que le faltaba a una suma de sensaciones que pareció no terminar más.
Al caer la tarde, Belgrano abrió el grifo de su orgullosa producción que desde hace algún tiempo va más allá de lo futbolístico. Desfilaron las delegaciones juveniles e infantiles de básquetbol y de fútbol, y de ajedrez y vóleibol también. Los pibes, muy bien vestidos, se enfrentaron a las tribunas que se poblaban con un dinamismo que eludía la hora y el día dedicada al trabajo.
Hombres y mujeres con sus hijos le dieron el tono familiar al objetivo institucional de afianzar el sentido de pertenencia celeste. Se notaba la alegría del público por estar en el estadio; era evidente su sentimiento de gratitud y de correspondencia por lo vivido en esta última temporada.
Ulises Bueno con su voz marcó la cadencia del canto celeste. Recordó a Rodrigo, dueño de una época en la que su rostro en la camiseta acompañó a los jugadores en cada lugar del país en que Belgrano dijo presente.
Fue homenajeado Ricardo Zielinski, autor de los lineamientos que le permitieron al equipo enfrentar la línea de llegada sin tener que mirar al costado. Fue el receptor de uno de los aplausos más sentidos, aunque con muy bien tino se nombró a cada uno de quienes fueron sus colaboradores.
Luego llegó la excusa del partido para que una parte de los autores de aquel gran logro en el Monumental de Núñez jugaran contra quienes ya no están pero que de ninguna manera se han ido.
Se mezclaron entonces “Teté” González, Gastón Turus, Chiqui Pérez (¡de delantero¡), César Mansanelli, Luciano Lollo, Farré y muchos más con “el Tano” Spallina, “el Luifa” Artime, “Chiche” Sosa, “Leo” Torres para armar un combo de presente y nostalgia entre los que quedó encerrado el amor por un color tan extendido en Alberdi, que cuando todavía estaba presente el sol parecía la continuidad del cielo.
Y estuvo “el Mudo” Vázquez. Y también “el Picante” Pereyra. Los hinchas dijeron cartón lleno. La avenida Colón fue la alfombra por la que parte de esos miles de hinchas siguieron mostrando el orgullo por su corazón celeste. Fue una fiesta hermosa.
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