De carácter fuerte, siempre tuvo ideas y convicciones a las que el paso del tiempo no les ha quitado firmeza. Ubaldo Matildo Fillol, el grandísimo "Pato", puso la verdad como bandera para el repaso de su inmensa carrera.
- A 22 años de tu retiro, ¿qué es lo que más te sorprende de lo que conseguiste?
- Si retrocedo hasta ese tiempo que vivía en el campo, tengo que decir que jamás imaginé poder tener la carrera que tuve. Confiaba ciegamente en mis condiciones, pero no se me cruzaba por la cabeza tanto. Internamente me sentía imbatible, hoy me animo a decirlo, no tengo problemas. Atajé en la Selección, tuve un nivel parejo mucho tiempo, tengo un récord mundial de penales atajados (si se cuentan todos, llego a 42), gané títulos, viajé, jugué en el exterior.
- ¿Reconocen al arquero, a la persona, o a ambos por igual?
- Difícil saberlo. Al arquero seguro, intuyo que también a quien soy: honesto, frontal.
- Esa forma de ser te generó algunos conflictos…
- ¿Lo decís por el contrato con River en el año 79? Sería bueno aclararlo. Yo no me peleaba con River ni Aragón Cabrera, el presidente del club. Yo me peleaba con Lacoste (vicealmirante Carlos Lacoste, vicepresidente de FIFA, titular del Ente Organizador del Mundial de 1978. Fue Ministro de Acción Social en el gobierno militar de Galtieri). Él mandaba en River y me amenazó...
- Es fuerte lo que contás…
- Es más, una vez lo esperaron a mi viejo y lo cagaron a palos para que yo firmara contrato. Esa gente me decía que me iban a pegar un tiro y yo, inconsciente, no los consideraba. ¡Qué equivocado estaba! En aquel momento me reía; hoy sé que podría haber desaparecido. Repito, yo me peleé con Lacoste. Con River no, River me dio mucho.
- ¿A quién admirabas?
- No me gustaría que suene pedante, pero a nadie. El tema es que yo vivía en San Miguel del Monte, pero no en la ciudad sino en el campo, bastante alejado. No había televisor, casi no leíamos los diarios ni veíamos revistas.
- ¿Tu mayor virtud?- Me animaría a decir que cometí los errores que cometemos todos los arqueros, pero por separado. Quizás a mis colegas se le juntaban varios y se les notaba más.
- Te acerco tres jugadas. 1) La pelota que le sacás a Rep en la final del 78, dentro del área chica…
- La tengo muy presente, la vi varias veces por tele o en video. Me cuesta creer que no haya sido gol. Recuerdo mi reacción de piernas, fue instantánea, totalmente instintiva. Todo reflejo. La pelota me había pasado la línea de la cabeza y, como estaba arqueado hacia atrás, pude sacar la mano sin ver dónde estaba la pelota. Me sentí pleno después del manotazo.
- 2) El 3-0 de Maradona en La Bombonera, en el 81…
- Cuando me gambeteó, me quedé en el piso pensando: "este tipo es increíble, diferente". Me enfrentó y, cuando se la quise manotear, alejó la pelota. No lo hizo ni hacia al costado ni hacia delante, fue hacia atrás. Creo, fue la única vez que me pasó.
- 3) El penal que le atajaste a "Polillita" Da Silva el día de tu retiro…
- Jugada y día especiales. Lo único que me faltaba era que los palos contestaran mis pensamientos. Así de cómodo estaba. Y Dios me ayudó, me mandó un juego inolvidable. Defendí la camiseta que tenía como lo hice siempre, sin guardarme nada. Le di a Vélez lo mismo que a River en 10 años.
- ¿Dudaste sobre el retiro?
- No. La gente, la prensa, jugadores, técnicos y dirigentes me veían intacto. Ninguno sabía cómo estaba por dentro, lo que sentía. No veían mi saturación. Mis chicos me reclamaban en la mesa…
- ¿Qué papel jugaron tus hijos en tu vida de futbolista?
- Resultaron el gran apoyo tras el retiro. Cuando tomé la decisión estaba seguro y firme, pero al acercarse la fecha me agarró mucho miedo. Mis hijos fueron vitales, su cariño y su tiempo me ayudaron muchísimo.
- ¿Y qué son hoy tus nietos?
- Me estoy sacando las ganas de disfrutarlos como no disfruté a mis hijos. Ellos conocían más al futbolista que al papá. Yo tuve que aprender a compartir la mesa con ellos, fue muy duro... Mis nietos son la luz de mi vida, pasan mucho tiempo con su abuelo.
- Elegí a tu mejor River.
- El del 75. Ese equipo se bancó la presión de los 18 años sin títulos. La gente estaba poco tolerante con nosotros. No fue fácil. Esa prueba de carácter, combinada con su fútbol, lo convierten en el mejor. Además, fue el título de equipo que más disfruté.
- Imagino que recordás también el tiro libre de Suñé, en el 1976, que pateó rápido y te convirtió.
- Me acuerdo perfecto del gol y los detalles. En la charla técnica habíamos quedado que en cada tiro libre cerca del área, uno de nosotros debía ir y ponerse delante de la pelota. Ese alguien no fue y Suñé pudo patear, cuando yo estaba armando la barrera. Me fue imposible llegar, la puso en el ángulo. Es más, creo que si estaba en el lugar tampoco la sacaba. El árbitro era Iturralde...
- ¿Lo charlaste luego con Iturralde, eso del tiro rápido?
- Ya retirado lo encontré en un Boca-River, en cancha de Boca. Tenía carnet de socio, era vitalicio, fanático de Boca con abono a platea. De todos modos, la culpa fue nuestra por no poner alguien delante de la pelota.
- Y el descenso, ¿cómo te pegó?
- Durísimo. Vi el partido por TV porque todavía no volví al club desde lo de Carrizo. Me parece una película de terror, difícil de creer.
- ¿Un DT?
- Ángel Labruna, lo admiré como técnico y lo amé como persona. Y también a Menotti. Nunca fuimos amigos pero tuvo mucha grandeza cuando decidió darle prioridad a la Selección por sobre nuestra discusión de años.
- ¿Kempes es el crack con menos reconocimiento de la historia de nuestro fútbol?
- Probablemente. Un monstruo del fútbol, figura en un mundial y a quien la gente vio poco.
- Después del 78 y el 82, jugaste las Eliminatorias para México 86 pero Bilardo no te llevó a México ¿Te sentiste traicionado?
- Pasó mucho tiempo, no soy alguien rencoroso. Hubiese sido mi cuarto mundial consecutivo y podría haber sido campeón. Y lo digo con respeto por Nery (Pumpido), a quien quiero mucho. Pero si yo estaba para jugar en el 90, ¡¿cómo no iba a estar en el 86?! Pocos saben que durante esa eliminatoria discutí muchas veces con Bilardo y que lo mandé al carajo delante de todos. El siempre estaba muy agresivo con Passarella y conmigo, porque éramos del riñón de Menotti. Futbolísticamente no podía objetarnos, sin embargo, no aceptaba la relación con "El Flaco". A mí me hizo jugar todos los partidos y después me limpió. A Daniel, en cambio, lo llevó y le dio una purguita que lo sacó del equipo. Y casi lo mata.
- ¿Cómo "que le dio una purguita"? ¿Es una forma de decir o es literal?
- Es literal, todos lo sabemos, pero nadie se anima a decirlo. Yo no tengo problema. ¿Dónde estuvo Passarella durante el Mundial de México? Internado con una diarrea infernal. ¡Preguntale a Daniel o a los que fueron a verlo! Le dieron algo para tomar. Elijo ser uno de esos pocos que lo cuentan.
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