El arquero Ezequiel Bardin no llegaria a la Academia, de todas formas se le hara una contraoferta a la gente de Atenas de Rio Cuarto, esa es la actualidad del Racing dirigido por Bonetto pero...A tres décadas del subcampeonato de 1980, nadie olvida ese plantel del Racing cordobés que daba cátedras de fútbol y que quedó para siempre en la memoria de sus hinchas.
No existe futbolero que no recuerde el Racing del '80, el equipo que hizo que un 21 de diciembre desbordara el "Chateau" Carreras en la ansiedad de ver a la Academia en lo más alto del fútbol argentino. Hoy ya pasaron 30 años de aquel día y aunque al final el sueño no pudo ser, ese plantel albiceleste escribió varias hojas de oro del deporte cordobés. Pero todo empezó hacia el final de los ‘70, cuando la institución de Nueva Italia jugó el Nacional del 78 bajo la dirección técnica de Alfio Basile. Las próximas dos temporadas no serían de lo mejor, pero servirían para crecer en esa divisional y con los grandes equipos. Sin embargo, lo mejor estaba por venir porque sería en 1980, cuando confiando en una mayoría de pibes del club, Racing quedaría en las retinas de muchos. No son pocos de los que recuerdan de memoria la alineación titular de ese equipo y no son menos quienes se animan a asegurar que ese plantel le dio al pueblo albiceleste los mejores momentos de fútbol que la historia les mostró. Así, se recuerda la semifinal con Independiente en Córdoba, donde los de Basile golearon 5-1 (la vuelta fue para el “Rojo” 5-3) y pasaron a la gran final, que sería nada menos que con Rosario Central. Sin embargo, el primer partido se jugó en el “Gigante” y fue un baldazo de agua helada porque el “Canalla” ganó 5-1 y la cosa no era sencilla. El 21 de diciembre de 1980, era la Academia quien recibía a los rosarinos en un “Chateau” repleto de colores, con hinchas propios y ajenos alentando la ilusión celeste y blanca de ver a un equipo cordobés campeón. Y aunque el encuentro terminó en manos de Racing por 2-0, fue Rosario Central quien festejó. Después de todo este tiempo, Atilio Oyola, uno de los wings de aquel plantel, no deja de emocionarse recordando cada encuentro, cada viaje y cada minuto vivido al lado de esos jugadores, que aunque se vean poco, no dejan de ser sus “compañeros”, sus “amigos”. “Estoy orgulloso de haber formado parte de ese plantel. Uno todavía no cae. Siempre se reconoce al campeón y nunca al subcampeón. Hoy hablar de aquel equipo me pone muy feliz”. Y al lado del fútbol, la mayor razón por la que el público cordobés, mucho más allá de colores y camisetas, seguía a este plantel se resume en el gusto que despertaban ver jugar a nombres como Ramos, Del Mul, Noriega, Coloccini, Vivanco, López, Aramayo, Oyola, Gasparini, Amuchástegui, Ballejo, Maldonado, Urruti y Molina. “Siempre recuerdo a la hinchada. La nuestra nunca molestaba al club. Fue la última hinchada que siguió al equipo por todos lados”, dijo Oyola, uno de los artilleros y emblemas de un plantel que una tarde, hace 30 años hizo soñar a Córdoba con ver a uno de los suyos subido al gran podio del fútbol nacional.
No existe futbolero que no recuerde el Racing del '80, el equipo que hizo que un 21 de diciembre desbordara el "Chateau" Carreras en la ansiedad de ver a la Academia en lo más alto del fútbol argentino. Hoy ya pasaron 30 años de aquel día y aunque al final el sueño no pudo ser, ese plantel albiceleste escribió varias hojas de oro del deporte cordobés. Pero todo empezó hacia el final de los ‘70, cuando la institución de Nueva Italia jugó el Nacional del 78 bajo la dirección técnica de Alfio Basile. Las próximas dos temporadas no serían de lo mejor, pero servirían para crecer en esa divisional y con los grandes equipos. Sin embargo, lo mejor estaba por venir porque sería en 1980, cuando confiando en una mayoría de pibes del club, Racing quedaría en las retinas de muchos. No son pocos de los que recuerdan de memoria la alineación titular de ese equipo y no son menos quienes se animan a asegurar que ese plantel le dio al pueblo albiceleste los mejores momentos de fútbol que la historia les mostró. Así, se recuerda la semifinal con Independiente en Córdoba, donde los de Basile golearon 5-1 (la vuelta fue para el “Rojo” 5-3) y pasaron a la gran final, que sería nada menos que con Rosario Central. Sin embargo, el primer partido se jugó en el “Gigante” y fue un baldazo de agua helada porque el “Canalla” ganó 5-1 y la cosa no era sencilla. El 21 de diciembre de 1980, era la Academia quien recibía a los rosarinos en un “Chateau” repleto de colores, con hinchas propios y ajenos alentando la ilusión celeste y blanca de ver a un equipo cordobés campeón. Y aunque el encuentro terminó en manos de Racing por 2-0, fue Rosario Central quien festejó. Después de todo este tiempo, Atilio Oyola, uno de los wings de aquel plantel, no deja de emocionarse recordando cada encuentro, cada viaje y cada minuto vivido al lado de esos jugadores, que aunque se vean poco, no dejan de ser sus “compañeros”, sus “amigos”. “Estoy orgulloso de haber formado parte de ese plantel. Uno todavía no cae. Siempre se reconoce al campeón y nunca al subcampeón. Hoy hablar de aquel equipo me pone muy feliz”. Y al lado del fútbol, la mayor razón por la que el público cordobés, mucho más allá de colores y camisetas, seguía a este plantel se resume en el gusto que despertaban ver jugar a nombres como Ramos, Del Mul, Noriega, Coloccini, Vivanco, López, Aramayo, Oyola, Gasparini, Amuchástegui, Ballejo, Maldonado, Urruti y Molina. “Siempre recuerdo a la hinchada. La nuestra nunca molestaba al club. Fue la última hinchada que siguió al equipo por todos lados”, dijo Oyola, uno de los artilleros y emblemas de un plantel que una tarde, hace 30 años hizo soñar a Córdoba con ver a uno de los suyos subido al gran podio del fútbol nacional.
Informe y foto Jesica Ludueña.
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