Matías Almeyda, entrenador de River, contó con detalles la depresión que sufrió hace varios años, cuando decidió dejar el fútbol. El técnico transitó en los dos últimos años el peor momento del club Millonario cuando se fue a la B Nacional, se convrtió en el DT y lo devolvió a Primera donde sufre algunos vaivenes.
"A veces pienso que ese momento lo sufrí por ser un egoísta. El futbolista está lleno de sueños y de objetivos que intenta cumplir, cuando no juega más, no queda nada de eso. Pasás de la hiperactividad a la inactividad absoluta, así me fui alejando de todos", contó el entrenador en un reportaje íntimo para la revista Hola.
Su mujer, Luciana García Pena, y sus tres hijas, fueron el sostén necesario para que el ex jugador de la selección argentina recupere sus ganas. "Sentía que él había dejado el fútbol pero el fútbol se había llevado toda su alegría, su espíritu, sus ganas de reír y de querer salir adelante. Empecé a hacer terapia y la psicóloga me dio un par de tips para poder manejar la situación y sacarlo adelante", afirmó.
"Al jugador de fútbol lo preparan desde chico para ser una máquina de generar plata y se olvidan de que hay un ser humano detrás de esa máquina, nadie te prepara para el momento del retiro", agregó el ex futbolista, que además contó cómo un simple dibujo de una de sus hijas lo terminó de "rescatar" de la depresión.
"La llevamos a hacerse un psicodiagnóstico (a Sofía, su hija) y cuando le llegó el turno de dibujar a la familia, hizo a su madre como una reina, a sus hermanas como princesas... Y a mí como un león viejo, enfermo, triste. Ahí me cayó la ficha y empecé terapia", confesó.
Lentamente, y en un proceso que duró más de cuatro años, el DT pudo recuperar las ganas y volver a su pasión de toda la vida: el fútbol. "Cuando dije que volvía al fútbol a los 35 años, se rieron todos. Pero volví y demostré que todavía estaba para jugar, que me bancaba la cancha. Viví el fútbol como nunca antes, fue un hermoso desafío", contó.
Tras el descenso como jugador en River, el Pelado asumió la responsabilidad de ser el entrenador que devuelva al club a Primera y así lo hizo en su primera experiencia. Por eso, y más allá de cualquier crítica que tenga que sufrir, hoy Matías Almeyda vive un presente feliz, y eso no es poca cosa.
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