Ha impregnado Simeone al Atlético con sobredosis de motivación, pero no ha conseguido reforzar esa moral frágil que tantos disgustos le propició a lo largo de su historia. Consiguió anular al Barcelona hasta hacerse merecedor sin condiciones de la ventaja que le dio Falcao. Al poco, Adriano igualó el duelo con un golazo por la escuadra. Fue entonces cuando el presumible campeón de Liga deshizo a su rival como quien sopla a un ejército de arena.
La primera media hora del Atlético fue inmejorable. Se intuía que saldría a esperar en su campo. Hizo que al Barça le resultara una pesadilla circular la pelota. Desconectó su centro del campo merced a un gran trabajo de Mario Suárez, Gabi y Koke. Bascularon de un lado a otro en bloque y nublaron todas la líneas de pase. Al ataque salió como quien repite un abordaje ensayado. Arda Turan, Diego Costa y Falcao crearon peligro en cada llegada.
El duelo del delantero colombiano con Puyol fue intenso. Al primer descuido del azulgrana le hizo el lío. Costa le quitó un balón a Messi en la medular, se la cedió a Falcao y éste comenzó una carrera de 40 metros que finalizó con una vaselina sutil que hizo inútil la salida de Víctor Valdés.
El Atlético invitó al Barcelona a que acudiera a las bandas. Tardó en cogerle la tarjeta. Hasta entonces ni Pedro ni Alexis habían hecho camino por allí. El chileno ni intentó desbordar a Juanfran en todo el partido. La grada coreó con fuerza el nombre de Villa cuando salió a calentar. Parece que su técnico, definitivamente, no le tiene la misma fe.
Los laterales comenzaron a merodear el área de Courtois. Lo quiso intentar el Barça procurando superioridad númerica en los costados. Aparecieron dudas en el marcaje del Atlético. En una de ellas dejaron hacer a Adriano, que volvió a dejar en el banquillo a Dani Alves. Se hizo hueco hacia adentro y enfiló un zurdazo a la escuadra inesperado e imparable.
La vía más directa para la remontada del líder de la Liga apareció por la izquierda. Iniesta y Alba acudieron al rescate del inoperante Alexis. Empezazó a tocar el Barcelona en corto, en paredes, aparecieron los regates... En los minutos más eléctricos del primer tiempo decantó el choque la parsimonia de Sergio Busquets, quien recogió un rechace en el área pequeña y se la acomodó tres veces antes de colocar el balón arriba, dentro de la portería.
Comprobó Simeone lo mucho que hay que trabajar en el Camp Nou para no conseguir nada. Antes del descanso aún recibió la mala noticia de la lesión de Filipe Luis. Cata Díaz ocupó su plaza en la reanudación. Mismo infortunio corrió Adriano, que cedió su puesto tras notar un pinchazo en el muslo cuando quedaban cinco minutos.
En la segunda apenas hubo noticias de Falcao; mientras que Messi emitió sus primeros comunicados. El argentino se hizo el perezoso en la banda, cansado de buscar espacios para sus diabluras. Cuando la defensa del Atlético se vino abajo creció para apuntillarlo con dos goles que alimentan su impresionante cuenta de 2012 y le declaran ganador de su particular cara a cara con el ariete colombiano.
Messi sabe que siempre llega su oportunidad. La primera se la fabricó lanzando un dardo pegado al poste. La segunda la encontró tras una frivolidad de Godín en el área. El mejor jugador del mundo nunca pierde la paciencia. La tuvo hasta para abrazar a un espontáneo cariñoso que se dejó llevar por la euforia de una hinchada que casi da por ganada la Liga con el Real Madrid a 13 puntos y el segundo, el Atleti, ya a nueve.
http://www.marca.com/2012/12/16/futbol/1adivision/1355695022.html
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