lunes, 21 de febrero de 2011

CENTRAL ENTRENA CON CUSTODIA POLICIAL





Cuando los resultados acompañan todo resulta más sencillo. Desde el armado del equipo hasta la forma en la que se trabaja y se encaran los partidos. Hasta aquí Central marcha a contramano de esa realidad. Es que por momentos se habló de la presión que podían sentir los jugadores, especialmente en condición de local. También se hizo referencia a los planteos mezquinos de los rivales de turno cuando visitan el Gigante y que eso implica cierta incapacidad de resolución del problema. De la misma forma no pocas veces se argumentó que la falta de gol es el gran karma de este equipo. Todo esto sirve como plafón para retrotraerse un poco en el tiempo y traer a cuento aquella frase que utilizó Héctor Rivoira el día que asumió como técnico canalla, cuando dijo que “el rival de Central es Central mismo”.Puede resultar un tanto chocante, pero el tiempo le fue dando la razón al entrenador, quien pese a diagnosticar, a su criterio, de manera correcta, sigue sin poder darle al equipo esa vuelta de rosca que lo haga despegar de una vez por todas.Son inobjetables las estrategias que pusieron en práctica tanto Defensa y Justicia como Almirante Brown en el arranque del año, pero a ninguno de esos planteos el canalla logró sobreponerse. Es que contra el Halcón de Varela se tuvo mucho la pelota, pero sin lastimar, mientras que ante La Fragata la cosa cambió, aunque sólo en parte. Allí, la falta de resolución en los metros finales (la mayor falencia según los protagonistas) hizo que la generación de las situaciones de gol opacaran el resto.Así, con un equipo al que le costó resolver los escollos que le pusieron dos rivales “defensivos”, se esperó con cierto grado de optimismo el partido en San Juan. La creencia de que San Martín, por ser local y por tratarse de uno de los animadores del torneo, iba a exponer otro escenario de partido se dio, pero lejos estuvo esto de favorecer el juego canalla. El 3 a 0 final, más allá de que los dos últimos goles llegaron en los últimos minutos, con un desorden generalizado por ir en busca del empate, es elocuente.Y el análisis en general (en lo particular se sabe que cada partido es una historia diferente) tiene que ver con que los nombres que hoy conforman este plantel tienen espalda (futbolística sobre todo) para lograr que el transitar en el torneo no sea tan traumático como lo está siendo. Es que a esta altura ya nadie se excusa en las particularidades de la divisional. Todo lo contrario. Rivoira a la hora de solicitar refuerzos puso nombres y apellidos concretos, confiado plenamente en lo que esos futbolistas podían brindarle al equipo ese salto de calidad tan ansiado. Por eso los dirigentes lo complacieron. Los hinchas se aferraron a ellos en lo que respecta a la renovación de las esperanzas.Hoy los números sostienen una realidad que muy pocos esperaban. La capacidad de un equipo está en saber romper los cerrojos (como lo hicieron Defensa y Almirante), en aprovechar cuando el rival otorga ciertas libertades a la hora de jugar (tal cual propuso San Martín de San Juan) y en tener bien claro que, como dijo Rivoira hace apenas unos días, “para pelear por algo importante es necesario hacer goles”. Todos escollos que hasta aquí no pudieron ser resueltos y que hablan de que aquel primer diagnóstico que el Chulo hizo el día de su arribo a Rosario aún se sigue cumpliendo al pie de la letra.La Capital.

1 comentario:

Anónimo dijo...

comegatos!