Central está en la punta del Nacional B por merecimientos propios. De eso no hay dudas. Los 37 puntos que tiene junto con River e Instituto son obra de su propio esfuerzo y de un proceso que fue ganando ambiciones, seriedad y confianza con el correr de las fechas. Su paso ganador, la impresionante racha invicta en el Gigante y el halo positivo de Castillejos lo colocaron en una posición de privilegio en la que parece que no tendrá que depender de los demás para forjar su suerte. Pero más allá de las sentencias inmediatas que dictaminan los resultados, en los últimos partidos se notaron grietas en el sector defensivo, el que era el punto más fuerte del equipo durante el primer semestre. Como pocas veces, eso quedó expuesto el sábado contra Defensa y Justicia en el Gigante.
El conjunto auriazul perdió rigor defensivo. Y los permanentes cambios que realiza Pizzi en esa línea son una clara demostración de que hay algo que no termina de convencer. Lo bueno es que este Central, por la coyuntura y por su madurez, está en condiciones de trabajar este aspecto con la complicidad de los triunfos, los que permiten tomar decisiones sin generar efectos traumáticos.
Los problemas en el fondo no tienen que ver con los goles recibidos. Tampoco con cuestiones estadísticas. Hasta ahora. Central sufrió 16 tantos en lo que va del campeonato (20 fechas), una suma que no lo condiciona de ninguna manera. La inquietud radica en que en el inicio de este año el equipo no alcanza a transmitir la sensación de seguridad defensiva de la que hasta hace muy poco podía hacer gala.El sábado Píriz Alvez, con sus mañas al límite del reglamento y su oficio de goleador, con la colaboración de volantes interesantes como Rearte, Díaz y Bustamante, pusieron en aprietos a la última línea durante grandes pasajes del encuentro. Es que Mozzo a veces no alcanza a cubrir en soledad todo su sector y los defensores quedan a suerte o verdad con el que recibe y los que llegan de frente. En ese sentido, cuando la disputa queda resumida al duelo individual, Central exhibe algunos inconvenientes.Vale aclarar que tras la expulsión del pibe Delgado, aparecieron más espacios y por consiguiente más desajustes y problemas. Promediando la segunda etapa, el rival movía la pelota con facilidades y aprovechaba las grietas que se formaban. Y si no aumentó la cuenta fue porque ya no estaba Píriz Alvez (salió con un corte en la cabeza a los 22' del complemento) y porque falló en la puntada final.Después salió a escena el enorme coraje de Central y los goles de Lequi y Castillejos que le dieron forma a una victoria emocionante que lo transformó en puntero. Pero detrás de la definición infartante y el resultado elevador, hay una luz atrás que se enciende y reclama atención. La Capital.
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