Ponzio reconoció que los encuentros after office ayudan para la unión del grupo. "Se genera confianza".
Así como el Chori es una de las figuras, el asado también es clave en este River puntero. Porque desde que Almeyda propuso que jugadores y cuerpo técnico compartan almuerzo y pesca en los días libres (fueron dos martes seguidos), mejoró el funcionamiento del equipo y llegaron los buenos resultados. “Esto fortalece al grupo y creo que a la larga se siente”, reconoce Leo Ponzio, uno de los más experimentados y referente del plantel: “En todo trabajo, cuando salís de la rutina y te juntás a comer afuera, hay personas que hablan más y se expresan de otra manera, porque se tocan otros temas. Y esas charlas generan más confianza y unión entre nosotros: viene muy bien”.
En las reuniones en el Delta del Tigre, donde hace de parrillero el padre de Almeyda (“Es muy bueno, todo lo que hizo salió perfecto”, elogia Leo), el volante no es de llevar la caña, como hacen algunos de sus compañeros. “No es lo mío, yo voy a charlar. La idea no es sólo ir a comer el asado sino quedarse un rato más y hablar de todo, contar anécdotas, reírse un poco”, cuenta, con gestos en el rostro que demuestran la alegría que generan esas excursiones en el plantel.
Ponzio se metió rápido en el grupo por su forma de ser muy sociable, porque ya conocía el club y porque se sumó a Cavenaghi y el Chori como voz importante dentro de la cancha. Además, Leo tiene mucho diálogo sobre el juego con Almeyda, quien le reconoce que “lee muy bien lo que pasa en los partidos y cuando habla sabe lo que dice”. También porque es una persona que se preocupa por la parte humana. “En Zaragoza también organizábamos asados. Conocimos a un pibe que hacía el corte argentino de la carne y el Ratón Ayala era el asador, entonces los pibes de allá estaban contentos”, recuerda.
La unión le da un plus al equipo, aunque lo más importante es lo que sucede en la cancha. Y está claro que cargar con la obligación del ascenso no es sencillo, sobre todo porque hay muchos jóvenes. “Yo veo un grupo que sabe llevar este momento, con jugadores como Fernando (Cavenaghi) y el Chori, que vinieron a dar una mano, igual que David (Trezeguet). Es gente con mucha experiencia. Ellos están con mucha motivación, contentos. Y eso nos hace fuertes a todos”. Los asados, también. Ole.
En las reuniones en el Delta del Tigre, donde hace de parrillero el padre de Almeyda (“Es muy bueno, todo lo que hizo salió perfecto”, elogia Leo), el volante no es de llevar la caña, como hacen algunos de sus compañeros. “No es lo mío, yo voy a charlar. La idea no es sólo ir a comer el asado sino quedarse un rato más y hablar de todo, contar anécdotas, reírse un poco”, cuenta, con gestos en el rostro que demuestran la alegría que generan esas excursiones en el plantel.
Ponzio se metió rápido en el grupo por su forma de ser muy sociable, porque ya conocía el club y porque se sumó a Cavenaghi y el Chori como voz importante dentro de la cancha. Además, Leo tiene mucho diálogo sobre el juego con Almeyda, quien le reconoce que “lee muy bien lo que pasa en los partidos y cuando habla sabe lo que dice”. También porque es una persona que se preocupa por la parte humana. “En Zaragoza también organizábamos asados. Conocimos a un pibe que hacía el corte argentino de la carne y el Ratón Ayala era el asador, entonces los pibes de allá estaban contentos”, recuerda.
La unión le da un plus al equipo, aunque lo más importante es lo que sucede en la cancha. Y está claro que cargar con la obligación del ascenso no es sencillo, sobre todo porque hay muchos jóvenes. “Yo veo un grupo que sabe llevar este momento, con jugadores como Fernando (Cavenaghi) y el Chori, que vinieron a dar una mano, igual que David (Trezeguet). Es gente con mucha experiencia. Ellos están con mucha motivación, contentos. Y eso nos hace fuertes a todos”. Los asados, también. Ole.
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