Se había terminado el proceso de Pumpido como manager y de Alí como entrenador. El presidente Spahn, atendiendo a la opinión de la mayoría, aceptaba la culminación del ciclo más allá de cierto interés —de su parte— de mantener al Turco y darle una nueva oportunidad. Se habían desvinculado los refuerzos, que en su mayoría tuvieron un aceptable rendimiento en el inicio pero se fueron diluyendo a medida que avanzó el torneo. Un par de ellos, como Limia y Correa, habían quedado indemnes a la fuerza de la evaluación y nadie cuestionaba la posibilidad de mantenerlos en el plantel. Había que decidirse por el entrenador y alguien sugirió el nombre de Darío Kudelka. Justamente, un par de días antes del primer contacto con el por ese entonces entrenador de Boca Unidos de Corrientes, Darío había aprovechado una entrevista radial a la mañana temprano para decir que “espero la oportunidad de dirigir a un equipo que tenga serias pretensiones de ascender”. Venía de cumplir una buena actuación dentro de las posibilidades de los correntinos. Se había salvado sin problemas del descenso y, por momentos, su nivel de juego fue más que interesante. Unión lo sufrió en Santa Fe y también en Corrientes. En los dos partidos, el equipo de Kudelka fue visiblemente superior al de Alí, aunque en la sumatoria de puntos la mayor cosecha quedó en poder de los tatengues.Unión fue a buscar a Kudelka. Y cuando Darío se hizo cargo del equipo, se encontró con que necesitaba incorporar refuerzos. Llegaron 12 jugadores, que sumados a los dos que vinieron a fin de año, totalizaron 14. Es muy difícil armar un equipo cambiando más de medio plantel y, a la vez, es muy fácil equivocarse cuando se busca cantidad, porque la cantidad va en detrimento de la calidad. Por eso, todo lo que le pasó a Unión y a Kudelka tiene su explicación. Lo bueno de esta historia, es que, al fin y al cabo, la mano del técnico posibilitó que ese “rompecabezas” se transforme en un verdadero equipo de fútbol.Veamos:* Como la cantidad va en detrimento de la calidad, es fácil equivocarse cuando se traen tantos jugadores. Pero también es bueno recalcar que Darío tuvo notables aciertos: Avendaño, Cárdenas, Vidal, Pablo Pérez, Velázquez y Quiroga son la mitad de los que llegaron y todos rindieron sobradamente hasta ahora. A ellos hay que sumar Gaitán —que en algún momento alternó y ahora no encuentra su lugar— y Zárate, que espera su oportunidad al igual que Mannara. Algunos de los que llegaron ya se fueron, como Pirchio y Kissner, pero otro se quedó sin posibilidades para jugar, como Bernay. Ahora, se incorporó a Fioretto y Soto Torres. Los dos han demostrado ser jugadores interesantes, pero anda tan bien el equipo que no tienen lugar.* La primera conclusión es que Kudelka, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los casos, supo armar un verdadero equipo a partir de una llegada masiva de refuerzos. Y allí está el poder y valor de su capacidad.* Otro gran acierto de Kudelka, reconocido por el propio protagonista, es haber recuperado a Paulo Rosales. No sólo le dio otra vez vigencia, sino que está consiguiendo lo mejor de él, está exprimiendo el máximo de su aporte futbolero y ha conseguido tener un “10” manija como aquellas veces lo fueron Madelón (1989) y Cabrol (1996) en los últimos ascensos.* Pudo formar un muy buen cuerpo técnico. Encontró un ladero pensante y trabajador como Raúl Armando, otro hombre del riñón del club, acertado ejecutante de las jugadas de pelota quieta que tan bien aprovecha este equipo. Y sumó a otro hombre que, más allá de su capacidad como entrenador de arqueros, supo ganarse un lugar preponderante en el armado del grupo: Gustavo Nepote.* Este último aspecto es esencial en esta campaña. Se nota que el de Unión es un grupo humano muy sólido, que todos están consustanciados en la búsqueda del objetivo, que, como dice Kudelka, todos quieren entrar en la historia de Unión y que nadie se descarrila. Una prueba elocuente es que varios jugadores que no estuvieron en la lista de los 20 que viajaron a Córdoba, lo hicieron por su cuenta para estar presentes el día del partido con Instituto.* Por último, Kudelka ha sabido llevar muy bien a algunos pibes, caso Zurbriggen, Montero, Barisone y, en menor medida, Maidana y Bruna. Pero además, consiguió lo que todo entrenador pretende lograr con sus equipos: Unión tiene una armonía colectiva que permite el lucimiento de las individualidades. Hay una suerte de contagio muy grande que se demuestra, por ejemplo, en un Barisone que entra y disimula la ausencia de un jugador como Correa; de un Zurbriggen que fue de menor a mayor y hoy está definitivamente consolidado o de un Bruna que, cuando le toca entrar y por más que se trate de un partido “caliente”, mete y recupera al mejor estilo de Vidal.Es posible que a Darío Kudelka no le caiga tan bien todo esto. El ha preferido un perfil bajo, se sometió a los postulados que lo llevaron a armar un muy buen grupo humano en el que no hay estrellas ni “divos” y eso se respeta y valora. Pero así como el mayor peso de la crítica y las culpas le habrían caído en el caso de que el proyecto no hubiese engranado como lo hizo, también es saludable asignarle la misma porción de responsabilidad en este momento exitoso de Unión. Falta, es cierto que falta bastante, pero uno tiene la sensación de que jugando así, manteniendo esta regularidad y dando semejante imagen de seguridad y confianza, el futuro inmediato de Unión tiene un fuerte olor a Primera División.
El Litoral-Foto Diego "Maravilla" Roscop(contrataciones al 156839877)
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