jueves, 17 de marzo de 2011

0-800 COMBATE



Nadie toma la visita a Santa Fe como una última parada. Todo lo contrario. Irrumpir en los pagos de Unión como Dios manda es una necesidad, pero también una obligación para este Atlético de capa caída, que piensa levantarla en casa del "tatengue". Por esa razón Enrique Hrabina no se guardará absolutamente nada. Metió mano en su equipo ideal y recargó a sus 11 sus discípulos con artillería pesada. Sobran municiones para destruir el fuerte de uno de los líderes de la divisional, aseguran.
Después de ver una definición de alta factura, estilo Claudio Paul Caniggia contra Nigeria en el Mundial de Estados Unidos 94, y de hablar largo y tendido por teléfono, el entrenador encaró hacia un sector donde lo esperaba la prensa. Allí se paró como de costumbre y soltó la lengua, además de su esperanza de olvidar el pasado y forjar un presente glorioso de puntos.
"Es una final para nosotros y sabemos que tenemos todas las posibilidades de hacer un gran partido. Estamos con mucha confianza. Este grupo seguramente va seguir demostrando que está para cosas muy importantes", avisó "Quique", mientras miraba de reojo al enemigo. "Va a ser muy duro, pero calculo que habrá un ambiente lindo para jugar. Ojalá que nosotros estemos inspirados y tengamos la claridad y el buen juego como para hacer la diferencia", confesó el DT. "Estamos capacitados para hacerlo", remató.
La descripción del entrenador deja a la luz una cierta paridad en cuanto al estilo futbolístico que pregona su Atlético y el Unión de Frank Kudelka. "Le gusta jugar con la pelota al piso y tiene dinámica, por eso lo fundamental será tratar de cortarle la traslación en el mediocampo, su fuerte", aseveró Hrabina antes de anticipar algo razonable. "Unión e Instituto son distintos, así que no se puede pensar en ver un partido igual", graficó haciendo referencia a la victoria en Córdoba, la única de los de 25 de Mayo y Chile en 2011.
El "tatengue" es más de ir por las puntas y encarar hacia el centro en tres cuartos de cancha. De ahí en adelante, Paulo Rosales es quien decide a qué botín mandar el balón. Al del gigante Quiroga o al de Vidal, que se tira unos metros por debajo del grandote. Borrar del mapa a Rosales es la cuestión.
Desconcertados
Si bien no confirmó absolutamente nada, "Quique" ya tiene un panorama de lo que pondrá de movida, pero prefiere no decirlo todavía. "Hicimos distintas variantes para despistarlos a ustedes", reconoce entre risas. Ahora, a lo serio e importante.
"Planteamos distintas formaciones que se pueden presentar en el partido. Si lo tenés que salir a buscar o si lo tenés que aguantar más allá del resultado que sea. Esta vez tratamos de buscar las soluciones a nuestro esquema y a el del rival", explicó el hombre que cuenta con dos ases bajo la manga: Luis Rodríguez y Chávez.
"Es buenísimo contar con dos futbolistas tan desequilibrantes que pueden hacer la diferencia. Hay que tratar de combinarlos y coordinarlos", razonó un Hrabina motivado, entero y listo para embarcarse mañana hacia una de sus batallas más complicadas desde que asumió el cargo.
La gaceta.

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