domingo, 13 de enero de 2013
Un Barça perfecto deja a 18 al Madrid
Corre peligro el Barcelona de inocular el Síndrome de Stendhal a cualquiera que haya visto sus últimos partidos. La amenaza estriba en pensar que siempre se juega así y que cuando se vea un partido normal, el desencanto por parte del espectador sea traumático. El vértigo de la competición impide coger perspectiva, pero si se toma distancia, se verá que esto del Barça no es normal. Ni lo de ahora, ni el período de los últimos años. Que un equipo que arrasa en la Liga salga a jugarle al Málaga, conjunto más que aseado, en su casa como lo hizo el Barça y ofrezca el recital de fútbol que dio ayer, que parecía que se jugaba el pase a la semifinal de la Champions League en vez de asentar la Liga, es extraordinario. Ganó el Barça por 1-3, que pudieron ser más, y eso que el Málaga no defraudó. Pero entre los de Pellegrini y los de Vilanova hay una distancia sideral. Pero el fútbol es caprichoso y la Copa puede equilibrar las cosas si es que los andaluces tienen coraje para reponerse del baño futbolístico de ayer.
Hizo el Barça en La Rosaleda el partido que demandaba su primera mitad de campeonato. Llegó el equipo a la Costa del Sol tras protagonizar una primera vuelta de ensueño y jugó un encuentro para enmarcar en el que se reconocieron todas sus virtudes.
El balón circuló a velocidad endiablada, no se rifó una pelota, los centrocampistas aparecieron como puñales, los delanteros presionaron como coyotes y la concentración fue máxima. Todo eso ante un oponente estupendo, ante una grada bulliciosa y que trufó su alineación con jugadores de gran talento. El Málaga demostró ser un buen equipo, el Barça dejó claro que es el mejor.
Errores fatales
De entrada, los locales supieron jugarle al Barça. Presionando arriba y forzando pérdidas de balón a los azulgrana. Los de Vilanova no encontraban su punto justo. Pero el Barça es un equipo que ha llegado ya al noveno Dan y que sublima su pericia con la virtud de la paciencia. Sabe esperar y desgastar al rival. Y no se pone nervioso. Jamás.
La receta es la de, si no puedes con ellos de inicio, espera a que se equivoquen. Y el Málaga tardó 27 minutos en equivocarse. Fue un error generado por la presión del Barça. Camacho, en teoría perseguidor, perdió el balón ante el acoso de Iniesta, en teoría, el perseguido. La bola la cazó Messi, que regateó a Caballero y señaló el principio del fin del partido.
Con el 0-1, el Málaga estuvo unos segundos groggy, pero se supo reponer para llegar al fin del primer tiempo con opciones. No obstante, el desgaste efectuado en los primeros 45 minutos fue tal, que en la segunda, el rondo del Barça se convirtió en martirio.
Una asistencia de Messi facilitó a Fàbregas el 0-2 y entonces el Barça desplegó sus plumas como un pavo real y deslumbró exhibiendo una manera de jugar a fútbol primorosa. Quizás se les pueda achacar falta de instinto asesino, pero su trato al balón fue simplemente delicioso. Thiago marcó el tercero reivindicando su plaza en el elenco de artistas y al final, Buonanotte hizo justicia a su equipo con un golazo de falta que cerraba un partido para enmarcar.
http://futbol.as.com/futbol/2013/01/13/primera/1358115679_470330.html
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