miércoles, 10 de marzo de 2010

ROMAN "PISTOLERO" DIAZ


Román Díaz se peleó el sábado con un barra de Almirante Brown. El lunes lo fueron a apretar y sacó un arma para ahuyentarlos. Ahora la Policía custodia al plantel.
El mito dice que juega con la 10 en la espalda y la nueve en la cintura. Y no precisamente porque sea un volante con el arco entre ceja y ceja. La leyenda remite a Román Díaz, el Loco, un jugador tan talentoso como impredecible. Y de armas tomar. Lo que en el fútbol era un secreto a voces, se convirtió el lunes en realidad: una fuentes del plantel, otra de la dirigencia, dos de la prensa partidaria y dos referentes de la barra brava de Almirante Brown le confirmaron a Olé que el lunes se produjo un incidente entre un grupo de siete violentos de La Fragata y el volante, y que éste peló una nueve milímetros para acabar con la discusión. Y que de no mediar la intervención de Blas Giunta, DT de Almirante, y de dos jugadores, la cosa podría haber terminado muy mal. Olé intentó comunicarse con Díaz y con Giunta, pero no respondieron los llamados.La historia nació el sábado, tras el empate en Núñez frente a Defensores de Belgrano. A pesar de la prohibición de asistencia del público visitante, los barras siempre van camuflados como dirigentes o familiares. En esta ocasión sumaba también que los violentos de Almirante son amigos de los del Dragón. Al finalizar el partido, en donde La Fragata desperdició una chance de acercarse al líder Sarmiento, un grupo de la barra de Almirante esperaba en un auto la salida del plantel. Cuando los jugadores se subían al micro, un barra llamado José Luis le gritó al volante: "Vos, Díaz, dejá la joda y poné más huevos si no querés pasarla mal". El futbolista respondió fiel a su apodo: lo encaró y sin decir agua va le tiró una piña. Sus compañeros lo sacaron de ahí y lo subieron al micro que arrancó presuroso ante la posibilidad de una guerra de proporciones.Estaba claro que la historia no quedaría ahí. Y conociendo los códigos de los dueños de la popular, Román fue preparado a la primera práctica de la semana. Sabía a qué se enfrentaba. Unos ocho barras quisieron ingresar al entrenamiento pero Giunta no los dejó. Entonces esperaron. Y cuando los jugadores se iban en sus autos, encararon al volante. Según los testigos, apenas previó lo que podía pasar, Díaz gritó: "A mí no me van a patotear", y sacó el arma. Algunas versiones indican que hasta habría hecho un disparo al piso como advertencia, aunque las fuentes consultadas por Olé lo desmintieron y sólo afirmaron que "agitó el arma haciéndose el pistolero y Giunta y otro jugador se interpusieron, lo subieron al auto y se fue". También los barras dejaron el predio pero prometieron volver. Por eso ayer el plantel se entrenó bajo custodia policial. Aunque un violento se les coló: fue el mismo José Luis, el que lo había apretado el sábado. Según los testigos, hablaron 15 minutos a solas en el vestuario y habrían aclarado la situación. De hecho, en el club se cuenta que hasta el episodio del fin de semana las relaciones jugador--barra eran cordiales, a punto tal que no hace tanto se los veía juntos en un boliche de Ramos Mejía. Pero ahora el baile es otro. Porque los violentos siguen dominando sin que nadie ponga freno. Hasta se llega al límite de que un jugador tenga que ir armado para defenderse. Mientras, claro, el Estado sigue ausente. www.ole.clarin.com.ar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajajajajajajajaja

Anónimo dijo...

menos mal que lo rajo bonetto a este pibe...