
Estos notables números de Unión, la excelente campaña que le ha permitido cosechar el 66 por ciento de los puntos que disputó hasta el momento y el 85 por ciento en los últimos 13 partidos (los que lleva invicto), no sólo sorprenden sino que reflejan el tremendo acierto de Darío Kudelka al momento de la conformación de este plantel, con aquellos 12 refuerzos que llegaron a principios de temporada (sin contar a Fioretto y Soto Torres), que le cambiaron la cara al plantel anterior pero que generaban incógnitas en cuanto a la rapidez con la que se podía armar un equipo. Repasaba la formación que tuvo Unión en la última derrota, aquél ya lejano 13 de noviembre del año pasado, cuando perdió 3 a 0 como local ante Belgrano y, por ejemplo, me encuentro con la sorpresa que la defensa en ese partido fue la que ahora es titular y que sólo recibió tres goles en los últimos nueve partidos. Las mayores diferencias se podían observar en un mediocampo más descompensado, si se quiere, que el actual a la hora de medir marca y juego. El esquema era 4-3-1-2, Vidal estaba solo en el centro de la cancha para contener y se jugaba con dos delanteros: Mannara-Zárate fue la dupla de aquella noche ante Belgrano. De ese partido al otro (el empate ante San Martín en Tucumán, la noche que Avendaño marró el penal en la última acción del partido) se cambió el esquema, se pasó a jugar con el actual (4-2-3-1 para atacar y 4-4-1-1 para defender), pero no sólo fue modificar la postura táctica, sino encontrar respuestas individuales muy altas para las distintas funciones. Por ejemplo, un Pablo Pérez que era suplente y jugaba de “8” pasó a ser titular de doble 5, un Montero que a veces ni estaba entre los 18, se consagró como un carrilero de ida y vuelta con gol cuando en Unión se lo tenía como un volante central, apareció el Flaco Quiroga en toda su dimensión. Y aquí me quiero detener, porque Quiroga arrancó estupendamente la temporada, marcando goles en casi todos los partidos. Pero aún siendo el goleador del equipo se tuvo que resginar a ir al banco y a esperar una nueva ocasión. Volvió en Tucumán, se bancó el hecho de jugar arriba en soledad, supo interpretar cabalmente la función de ser el hombre que aguante la pelota, con los defensores cargando sobre sus espaldas, para esperar la llegada de sus compañeros y se “reinventó” como un goleador-jugador. Hasta en eso fue muy inteligente lo que logró el cuerpo técnico cuando hubo que darle una vuelta de tuerca a la situación. Unión navegaba en una peligrosa inestabilidad, perdía mucho en Santa Fe y se solventaba peligrosamente la campaña con los buenos resultados de visitante. Desde allí en más, el aprendizaje y ascenso de este equipo resultó imparable y eso permitió sacar una diferencia apreciable —más allá de que falta mucho— en un torneo que, a priori, parecía ser mucho más complicado e inaccesible que los anteriores para el logro del objetivo. Esta historia de Unión es similar a la del 89 y el 96 en varios aspectos. Pero tranquilamente se podría decir que “arrancó” mucho antes que aquellos equipos del Flaco Zuccarelli y del Cabezón Trullet. Y que puede terminar mejor, porque si bien el de Zuccarelli logra el ascenso ganándole la final del dodecagonal a Colón, ni más ni menos, éste de Kudelka viene al galope, en una marcha con prisa y sin pausas y hasta puede lograr el objetivo del título de campeón, que sería el segundo en la historia tatengue en el profesionalismo, luego del logrado en 1966. La pregunta que muchos empiezan a hacerse, respecto de este cuadro de Kudelka, es cuáles son los jugadores que pueden dar respuestas concretas en Primera División. La brillante campaña y la cercanía natural, no tanto en lo matemático, del ascenso, permite ya pensar en estas cuestiones. En 1989, salvo un par de retoques (Llane, Villalba, Piazzalonga, Baillié), el plantel que se quedó a jugar en Primera fue el mismo que consiguió la victoria final ante Colón. En 1996, pasó casi exactamente lo mismo: salvo Yorno, Giuntini, el Topo Gómez, el resto fue el plantel que produjo aquella “revolución social” que mencionaba Trullet por la fulgurante aparición de los chicos del club. ¿Se podrá pensar ahora en lo mismo.El Litoral.
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