lunes, 5 de septiembre de 2011

La hinchada habló y Solari prefirió callar

Sonriente, como si nada hubiese pasado. Agobiado por los escándalos del Watergate, Richard Nixon dejó la presidencia y antes de subirse al helicóptero que lo sacaría de la Casa Blanca, mostró sus dientes y extendió sus brazos hacia adelante en señal de paz a los estadounidenses. Ayer, tras la silbatina y cuatro fechas sin si quiera acercarse a una victoria, Jorge Solari salió del vestuario,también salió relajado y dirigió pulgar hacia arriba. ¿Todo bien? Los que estaban presentes todavía tratan de entender el gesto. Para él, no está todo bien: la tabla lo dice. Para los periodistas tampoco, ya que como el DT pasó de largo las ganas de escucharlo superaron la ansiedad de preguntas sin respuestas.La prensa se cansó de esperar a los protagonistas en la zona mixta. ¿La razón? Algunos se aventuraron a decir que el tirón de orejas en el vestuario fue largo. La estadística es cargosa, pero hasta que no rompan la racha, hace de figureti en cada análisis: el equipo no hace un gol de local desde el torneo pasado, en la fecha 32 ante San Martín. Gastón Stang fue el último que hizo delirar al Monumental, lo que representó también el último triunfo "decano" en el Monumental.Para colmo, del otro lado viene lo peor. En los últimos 10 encuentros en 25 de Mayo y Chile, los rivales del "decano" acumulan 11 goles. Un promedio de más de un gol por partido. Significa que en el último tiempo el anfitrión se ha acostumbrado a sufrir golpes en su propia casa. Ayer la caída rebalsó las sensaciones y, desde la tribuna bajaron pedidos al técnico. Exigieron más participación de las inferiores, el ingreso de Longo y más "actitud", con insultos de por medio. Como sea, el fardo que le toca cargar a este grupo es el mismo de la primera fecha. Poco le importarán las estadísticas de la temporada 2010/11, aunque en cancha se vean cosas muy parecidas. Encima, el silencio de Solari no hace más que contradecir su gesto positivo. "Vamos bien", se animó a decir contra Atlanta. ¿Habrá dejado de pensarlo? Sólo él lo sabe.La Gaceta.

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