La racha va de la mano con un Solari en silencio

Si se llevara a Atlético a la pantalla grande (aunque así no vaya a ninguna parte), su papel sería el de un grandulón querible, de buenas intenciones, pero que no puede con su torpeza. Con sus nobles gestos, invita a los espectadores a ilusionarse, a identificarse con sus metas (en este caso un gol), que consigue tras superar innumerables obstáculos con esfuerzo. Un minuto después, la sala entera se lleva la palma de su mano a la frente: un nuevo pase mágico de ineptitud, y todo se va por la borda. La derrota de ayer es un ejemplo más de ese paradigma que viene pesándole al "decano" desde el duelo con San Martín: pudo volver a anotar tras cinco fechas jugando de local, pero el triunfo se hace desear.El equipo se desdobló para generar situaciones y convertir. Como siempre, algo se interponía y el gol no llegaba. Hasta que apareció a los 41’. ¡Lo que había costado! Casi tanto como esa desatención, dos minutos más tarde, que facilitó el empate de los correntinos. Tanto nadar para quedar en la orilla. Lo mismo pasó en el segundo tiempo.Hubiese sido interesante conocer la versión de los hechos de Jorge Solari. Nuevamente se excusó de hablar con la prensa, a la que trata con la ley del hielo desde hace varias fechas. Lo que sí entregó fue una imagen cabizbaja cuando se retiró del vestuario. Minutos antes, los periodistas debieron salir corriendo de la zona mixta porque ante la ausencia de voces allí, Mario Leito hizo oír la suya, en el estacionamiento. "Entiendo a la gente. Viene a la cancha y quiere ver ganar a su equipo", señaló el presidente, que negó un ultimátum.Luego, y sobre el tema del "Indio" y las declaraciones, un periodista le consultó si había que esperar a un triunfo para que el DT hablara. Leito levantó las cejas. "Eso no depende de mí", contestó. "¡Pero si es el presidente!", retrucó el colega, siempre en buenos términos. "Pero yo lo contraté para que dirija, no para que hable", cerró el presidente, en lo que fue lo más interesante de la rueda de prensa. Después, algunos jugadores pararon y hablaron. "Faltan 32 fechas. Si seguimos así, vamos a ganar más partidos de los que perderemos", dijo Marcelo Mosset, con más cassette que convicción. La Gaceta.