Que a Independiente le falta gol, no es ninguna novedad. Hace cuatro partidos que los Azules no convierten goles y seis encuentros que no ganan. Ya en el entrenamiento futbolístico de la semana anterior se pudo apreciar que este déficit no es sólo en los partidos. Por eso ayer el entrenador de la Lepra, Jorge Ghiso, dispuso que el plantel realice trabajos de definición. Primero trabajó con dos hombres defendiendo y tres atacando. Menghi con De Miranda y Alvacete con Aveska eran las parejas que se intercambiaban para defender. Uno de los que atacaba llegaba con pelota dominada y debía elegir a alguno de los que iba por afuera para llegar al gol. Tras varios intentos no más de cinco fueron adentro y no solo por mala definición sino por falta de decisión y confianza. A esta altura Ghiso iba entrando en clima y respecto de esas jugadas donde quedan tres que atacan contra dos que defienden, el entrenador comentaba con sus colaboradores: “De esas tenés dos por partidos y hay que saberlas aprovechar". Luego puso cuatro que atacaban y dos que defendían y aquí las fallas se acrecentaron y el ánimo del entrenador también. Mientras Ghiso pedía de manera alocada que buscaran a los de afuera para tirar el centro, los envíos eran flojos y no había nadie en el área. “Tirá el centro, que llegue al área", era uno de los pedidos. Luego exigía que la pelota fuera por abajo, rasante, pero no había presencia para definir y ahí explotó Vitrola y con su voz fina y vibrante dijo: “No entramos acá, acá tenemos que estar, en el área chica sino no le hacemos goles a nadie". Los intentos seguían pero el gol no llegaban, lo que más se escuchaba era el gracioso grito de “señora", que lo emitía Judelín Aveska, en referencia a las pelotas que sus compañeros mandaban al vivero de Dalvian. Pero en uno de los desbordes, llegó el centro fuerte por lo bajo y Caballero metió el gol y el técnico volvió a explotar, pero de alegría. “Eso Caballero, gol, por fin viejo". Luego de sacarse la mufa en la práctica empezaron a mejorar los envíos y Vitrola siguió con los trabajos hasta que hizo un alto. “El que hace el gol termina el trabajo y se va". Puchi Sánchez era el encargado de devolverle la pelota a los jugadores que quedaban solos con Ayala y debían anotar. Menghi fue el primero en descansar tras un golazo. Pero paradójicamente los dos que no pudieron convertir fueron Velázquez y Pérez, que son de los que mejores le pegan a la pelota.Info Matias Pascualetti.
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