El técnico Juan Antonio Pizzi ha renunciado a seguir impulsando al 'Ciclón' San Lorenzo, con el que hace sólo unos días se proclamó campeón del Torneo Inicial argentino, para hacerse cargo del Valencia, un equipo que vive en medio de la tempestad que supone su inminente venta.
Veinte años después de haber protagonizado un discreto paso como jugador, el ahora técnico regresa al club de Mestalla para tratar de reconducir un equipo que vaga por la zona media de la clasificación, debilitado por las continuas ventas de sus mejores jugadores a las que le han abocado sus problemas económicos.
Pero deberá hacerlo además en un entorno agitado casi a diario por la posible venta del club, que se podría cerrar en los próximos días.
Además, la continuidad de sus valedores, los también ex jugadores Francisco Rufete, director general deportivo, y Fabián Ayala, secretario técnico para Sudamérica, es una incógnita si se consuma el cambio de manos, al igual que la del presidente Amadeo Salvo.
La apuesta es arriesgada por el incierto panorama con el que tendrá que lidiar y también por lo que deja atrás, pues con su marcha renuncia al sueño de tratar de conducir a San Lorenzo a su primera Copa Libertadores.
Además, la trayectoria de Pizzi como técnico tiene los mismos 'dientes de sierra' que tuvo como jugador y lleva camino de ser igual de internacional.
Nacido en Santa Fe en 1968, debutó en la máxima categoría con Rosario Central con veinte años y tras un breve paso por el Deportivo Toluca de México, llegó a España.
Lo hizo de la mano del Tenerife, donde triunfó en dos etapas distintas separadas por un insípido paso por el Valencia en la temporada 1993-94. Las lesiones y la falta de continuidad marcaron una estancia recordada casi exclusivamente por haber marcado el gol 3.000 del equipo en la Liga española.
De nuevo regresó a Tenerife y, avalado con el trofeo de máximo goleador, firmó por el Barcelona. Su entrega conquistó al Camp Nou y un gol contra el Atlético de Madrid en una eliminatoria copera la valió el apodo de 'Macanudo'.
En Barcelona llenó su palmarés y, previa nacionalización, se ganó un sitio en la selección española con la que jugó la Eurocopa de 1996 y el Mundial de 1998.
En la etapa final de su carrera como futbolista alternó proyectos en Argentina con un par de breves y frustrados pasos por Europa, primero en el Oporto portugués y después en el Villarreal.
Tras sacarse el título de entrenador en Barcelona, Pizzi tuvo un frustrante debut como técnico, ya que junto a Chemo Del Solar, también ex del Valencia, duró tres partidos al frente de Colón de Santa Fe.
Tampoco triunfó en Perú y fue en Chile donde logró sus primeros éxitos, ya que fue campeón con el Universidad Católica en 2010.
Ya con su carrera en línea ascendente regresó a Rosario y de ahí pasó a San Lorenzo. Al Ciclón, que hacía seis años que no festejaba un título, le inyectó aire fresco, y ahora tratará de hacer lo mismo en el Valencia pero en medio de una tempestad.
EFE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario